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Hay que reconocer que en esta ocasión jugábamos con ventaja: la generosidad de la iluminación y la frondosa vegetación del parque de la Taconera, facilitaron la transformación de un oscuro piso setentero de 4 estancias, en un espacio abierto tanto al exterior como al resto de la vivienda.
Conservamos el hall de entrada pero únicamente con una pared que tapa discreta el frente del salón. Desde él circulamos sin obstáculos tanto al salón como a la cocina; ambos espacios unidos a su vez, gracias a un práctico office desemboca en una cocina funcional y sencilla.
La calidez del suelo de roble de Listone Giordano, las paredes blancas y una iluminación apropiada consiguen el resto. Después… muchos detalles: puertas de madera enmarcadas en jambas blancas, cerámicas clásicas en los baños o papeles pintados de Ralph Lauren dan clase a una vivienda con una personalidad propia.