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Establecimiento mítico de la ciudad, necesita renovarse desde su última actualización hace casi treinta años. Y es que el tiempo pasa muy deprisa; precisamente en los locales comerciales, demasiado. Ésta fue una de las premisas principales; hacer un establecimiento atemporal, que recuperar viejos aires sin que todo su pasado pesara sobre él. Para ello, recurrimos a un bonito truco: tapizar las paredes. Elegimos una bonita y discreta tela de la británica Sanderson y cada panel lo enmarcamos en estructuras metálicas de latón.
Quisimos mantener el suelo de madera que estaba en buen estado pero tuvimos que lijar y barnizar para recuperar su color original. Y para dinamizar estas grandes superficies, añadimos zonas con grandes piezas de piedra natural y aludieran a la categoría y solera del local.
Grandes espejos apoyados en el suelo, iluminación del mítico Tom Dixon , aristocrático mobiliario de la mítica Becara. Detalles que fueran capaces de respetar el discurso de nuestro cliente.