Un unifamiliar antiguo pero con nuevos habitantes. Y mucho por hacer, claro!
En realidad no tocamos mucho más que los revestimientos pero eso sí, los cambiamos todos y todo bueno.
Pasen y vean…
Un local de larga tradición hostelera, cobra nueva vida de manos de sus nuevos propietarios, jóvenes emprendedores con muchas ganas de hacer las cosas bien.
Se nos encarga la remodelación parcial del local, conteniendo el gasto pero dotándolo de una nueva imagen, renovada y moderna.
Es por ello que mantenemos los principales elementos estructurales (barra, cocina, servicios, almacén) pero cambiamos los revestimientos y colores. Trabajamos sobre un fondo oscuro en gris grafito que va a envolver todo el espacio, un nuevo pavimento, y detalles de carpintería. A ello se le va a ir matizando detalles en rafia natural, en terciopelos estampados y colores mostaza que contrastan elegantemente.
En el comedor principal, trabajamos principalmente la acústica forrando el techo para evitar reverberaciones y cuidamos la iluminación para conseguir un ambiente íntimo y acogedor. El espacio se articula en torno a un gran mueble gueridón de color mostaza, sutilmente iluminado por varios modelos de las lámparas de #otherlamps, con los tonos y la calidez que impera en el resto del local.
Cuando los clientes llegan hasta ti con un bagaje material tan selecto y con unos criterios estéticos tan formados, solamente nos queda ponernos a su entera disposición sobre todo para tratar de estar a su nivel.
Y así, intentamos dar con colores selectos, materiales nobles, fabricantes de hogar cosmopolitas y consolidados. Humildemente esperamos haber aportado algo importante.
Cuando realizas una intervención en un sitio tan abandonado como este, un antiguo almacén de bebidas de un bar en el casco viejo de la ciudad, el reto de mejorar lo presente, parece sencillo.
Luego resulta que la estructura de madera está delicada después de la crudeza del paso del tiempo. Al desvestir la casa de todos sus abrigos, nos encontramos con muros de adobe que nos ilustraban cómo el edificio había ido creciendo y extendiéndose a costa de vecinos o patios de manzana.
Sin embargo, el trabajo y el esfuerzo no es vano y hemos podido recuperar una estancia única y especial para sus nuevos habitantes. Lugares especiales e íntimos mediante el acondicionamiento del antiguo patio. No podíamos cambiar el aspecto exterior del entorno pero sí podíamos revestirlo y homogeneizarlo recuperando elementos “demodé” como el pavés de cristal, tan típico de otras épocas pero hoy algo denostado.
Aplicamos un esmalte de color blanco pero con una extensión parcial a las numerosas vigas de madera del lugar, de manera que pudiéramos seguir apreciando la belleza de este material sin cargar el espacio con colores oscuros.
El salón y la cocina conforman un único espacio, hay poco sitio y pocas entradas de luz, pero no por ello deja de ser confortable y acogedor. Y para aprovechar al máximo la luz natural, siempre tan preciada, el único dormitorio, lo hicimos también transparente cerrando el tabique solamente hasta media altura. De ahí al techo, creamos una celosía de madera y cristal que permite el paso de la luz natural desde los patios interiores hacia el salón.
Un proyecto a simple vista sencillo, un reto muy bonito para crear un pequeño capricho en el centro de la ciudad.